Este
proyecto ha sido para mí una inyección de motivación como docente. Muchas
veces se entra en una rutina y en mi caso al ser secretaria de centro en
ocasiones echaba de menos ser solo especialista de inglés. El curso
introductorio en Valladolid es genial, vuelves a tu casa con ganas de
comerte el mundo, de realizar mil proyectos y en creer en tus propias ideas.
Por no hablar de la gran oportunidad de conocer estupendos docentes que aportan
multitud de ideas y experiencias creando así amistades y futuros proyectos
educativos.
Ya en el colegio y habiendo estado en
contacto con mi profesora experta, empecé a recibir mucha información sobre
multitud de actividades y proyectos que se realizaban en el centro, así como
participar de ellos mismos. Fue increíble ver a los niños hablando por
Skype con un colegio de Turquía o preparar con ellos presentaciones orales
sobre los monumentos más importantes de Salamanca. Cada día volvía a casa con
muchísima información que poco a poco se iban convirtiendo en ideas.
Sin apenas darme cuenta según pasaban
las semanas, iba incorporando metodologías de la PE a mis clases, creábamos
vídeos que luego veíamos, jugábamos a juegos educativos online, incluso
empezamos a cartearnos con un colegio de Londres.
Creo que de toda esta experiencia he
sacado en conclusión que es normal que en la experiencia docente nos asalten
dudas o incluso épocas de menor actividad, por cansancio, apatía, cualquier
motivo; pero para eso hay personas como mi PE o el centro de formación de
profesorado que te devuelven el entusiasmo.
Para mi después de ese logro, el
siguiente ha sido crear un proyecto de etwinning con el que mis alumnos están
deseando que lleguen las clases de inglés.
Por Irene Sánchez Profesora Observadora del CRA Ribera de Cañedo.
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